jueves, 16 de mayo de 2013

Quedé embarazada... ¿debo casarme?

Ante la llegada –no planificada– de un bebé, son muchos los interrogantes que surgen en la pareja. Los expertos nos sacan todas las dudas.
Aunque hoy en día nadie se asombra de que la llegada de un bebé sorprenda a una pareja que no convive, el hecho plantea un dilema. Imaginate vos en esa situación: probablemente, además de la emoción –y por qué no un poco de temor– te vendrían a la mente mil preguntas. ¿Cómo voy a hacer para recibirme o avanzar en mi carrera? ¿Cuándo se lo cuento a mis padres? ¿El papá del bebé es realmente el amor de mi vida? Y también: ¿debo ir a vivir con él sólo porque vamos a tener un hijo juntos?
Según los expertos, hay que separar los tantos, ya que la maternidad y la paternidad a veces tienen poco y nada que ver con el deseo de formar una familia. “En una relación, las futuras maternidad y paternidad no van de la mano de vivir bajo el mismo techo, son dos cosas distintas. A veces coinciden y otras, no. Al revés, cuando una pareja se divorcia, se termina el deseo entre ellos, pero no se termina el rol de madre o padre”, explica la psicoanalista Gabriela Pedrotti, docente y supervisora del Centro Dos. “Una cosa es el deseo de vivir o estar en pareja, y otra cosa es el deseo de tener un hijo”, agrega.
Y si bien la inesperada llegada de un bebé puede ser un shock para los dos integrantes de la pareja, hombres y mujeres reaccionamos emocionalmente de maneras distintas. “A ellos les da miedo no poder cumplir con su rol de protectores y proveedores, les preocupa no ser capaces de suministrar a su nueva familia todo lo que pudiera necesitar. En la mujer se generan sensaciones ambivalentes: por un lado, una profunda emoción –ya que el embarazo es una fantasía femenina universal– y por otro le preocupa no poder seguir desarrollándose profesionalmente”, dice Pedrotti. Entonces, si llegaras a estar en esa situación, lo mejor es que hables con honestidad con él sobre el futuro bebé y también sobre el futuro de la relación: ¿quieren o no empezar a vivir juntos? “Concéntrense en lo que cada uno siente, cuéntense sus miedos, fantasías y expectativas. Eso es mejor que anteponer las conveniencias o las eventuales presiones familiares para que se casen”, aconseja la psicoanalista. Decidan lo que decidan, háganlo con honestidad: es la mejor forma de no opacar la alegría del nacimiento ya que, se casen o no, la llegada de un bebé es uno de los momentos más importantes en la vida de toda mujer.
Por eso, es mejor no insistir en convivir si notás que el papá de tu bebé prefiere no formalizar −o reconocer− a tu futuro hijo. Tampoco te cuestiones si sos vos la que no quiere. Lo más importante no es si sos una mamá sola, sino que tu hijo sea feliz. “Es preferible padres separados y contentos, que juntos pero tristes y enojados con la vida”, dice Pedrotti. Por eso, ¡preparate para recibir a tu hijo! Y pensá que ningún bebé pide permiso para venir al mundo y que el matrimonio tampoco es un certificado de garantía de que la relación pueda funcionar.

Publicado en Cosmopolitan en octubre de 2008.

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