“Había un corredor que decía que, ya desde que empezaba a
correr, y luego durante toda la carrera, no hacía más que rumiar para sus
adentros una frase que le había enseñado su hermano, que también era corredor: Pain
is inevitable. Suffering is optional, el dolor es inevitable, pero el
sufrimiento es opcional, depende de uno. Por ejemplo, cuando una persona que
está corriendo piensa: “Uf, qué duro, no puedo más”, lo de la dureza es un
hecho inevitable, pero lo poder o no poder más, eso queda ya al arbitrio del
interesado. Creo que esas palabras resumen de manera clara y concisa lo más
importante de un maratón”.
Así describe estas carreras de resistencia el escritor
japonés Haruki Murakami, en su libro De qué hablo cuando hablo de correr: una
biblia para corredores neófitos, diletantes y expertos “runners”, como suelen
llamarse a sí mismos.
Hay carreras para todos los gustos: para juntar fondos para campañas benéficas, exclusivas para mujeres, de nudistas, de diversas cámaras comerciales, en la Antártida, en el Sahara, con recorridos exóticos, de índole turístico (muralla china, taj mal, entre otras) en nombre de homenajes históricos y, ahora también, hasta de locales de fast food.
Y a tanta oferta le corresponde igual (o más) demanda.
Especialmente en esta época, la primavera, conocida como “temporada de runner”,
que significa que todos los fines de semana hay carreras para anotarse y
competir. Ya que pasó el frío intenso del invierno y todavía no llega el calor
del verano.
Aunque la práctica de correr se registra ya en Egipto de
3.000 años atrás y también en la Grecia antigua, queda claro que en la
actualidad hay un boom por correr. “En ningún período de la historia hubo en el
mundo tanta gente corriendo como en la actualidad en números absolutos:
millones y millones”, informan los periodistas Martín De Ambrosio y Alfredo Ves
Losada en su libro Por qué corremos, publicado recientemente.
A nivel mundial esta tendencia empezó a registrarse a fines
de la década del setenta, mientras que en Argentina, este aumento empezó a
darse en los noventa. Sin embargo, el furor fuerte se ve en los últimos cinco
años.
En 1984, en el maratón de Buenos Aires se anotaron 18
corredores; en 1985, 149 atletas lograron cruzar la meta. Para 2011, la
participación superó los 7.200 atletas. Y este año, el último domingo 7 de
octubre, para esa misma competencia, 8.135 personas se inscribieron para correr
42 kilómetros.
“La tendencia llegó para quedarse, no tiene techo”, afirmó
la columnista de la sección running del canal de noticias C5N, Carolina Rossi, quien
además es runner y personal trainner. En charla con Debate, la experta también
contó que los cupos para las carreras se agotan y que, en la última competencia
de cinco kilómetros organizada por la hamburguesería de los arcos dorados,
participaron ocho mil mujeres (era sólo para ellas), “un récord histórico”,
dice Rossi.
Esto demuestra que las mujeres cada vez más se van ganando
un lugar dentro del mundo runner. Hace diez años, sólo representaban el 10 por
ciento del total de los corredores; hace tres años, eran el 38 por ciento y se
estima que dentro de dos años, el 55 de este tipo de deportistas serán mujeres,
según los datos que brindó a esta revista Claudio Destéfano,
periodista especializado en temas de marketing deportivo y, él también, runner.
Con respecto a por qué se da este furor, Destéfano sugiere
que tiene que ver con otro boom: el de la vida sana. “Los bancos promocionan
andar en bici; Coca Cola lanza jugos o aguas saborizadas y McDonald´s cada vez
le da más espacio a las ensaladas. Las empresas quieren mostrarles a los
clientes que promueven prácticas saludables”, dice el experto. Como las marcas
apuestan a esta tendencia, Destéfano vaticina que el negocio “va a salir
adelante, porque tiene proyección”, muy por el contrario de lo que pasó en los
ochenta con el paddle, que fue sólo una moda pasajera.
Una de las razones físicas por las que el ser humano
desarrolla esta actividad es que el ser humano está preparado genéticamente
para correr distancias largas, explicó Ves Losada. Según una investigación
llevada a cabo en la Universidad de Harvard, en la prehistoria, el hombre
encontró en la caza por persistencia una estrategia para sobrevivir. Cuando
dejó de necesitarla, la dejó de usar. Sin embargo, “el componente genético quedó
presente en el cuerpo”, dice el periodista.
Sin embargo, el poder hacerlo no es el único
motivo para correr. Hay otros factores. Según Ves Losada, mucha gente, además
de cómo una actividad física, lo toma como una terapia, como el momento de
catarsis. Se verifica que en las últimas tres décadas el running logró colarse
en las rutinas serias y formales de la agenda de la gente que vive en las
ciudades. Los corredores no lo dejan para el tiempo libre o para el ocio, sino
que planifican su día o sus vacaciones en función de esta actividad”, comenta
el autor de Por qué corremos.Literatura para corredores
De qué hablo cuando
hablo de correr
El famosísimo escritor japonés Haruki Murakami cuenta, en
esta suerte de diario, sus reflexiones sobre la influencia que tuvo practicar
este deporte en su vida. Escribir y correr: las pasiones de Murakami.
Por qué corremos
Los periodistas, y también corredores, Martín de Ambrosio y
Alfredo Ves Losada, emprendieron este proyecto para descubrir las causas de
este furor por el running. Y encontraron muchas e interesantes respuestas.
Nacidos para correr
Christopher McDougall, escritor y periodista estadounidense,
cuenta en este libro, la historia de la tribu tarahumara, cuyos miembros tienen
la capacidad de cientos de kilómetros sin descanso.
La euforia del corredor es un efecto que se produce en el cuerpo luego de realizar ejercicio físico. La sensación de bienestar se debe a la secreción de endorfinas.
La euforia del corredor es un efecto que se produce en el cuerpo luego de realizar ejercicio físico. La sensación de bienestar se debe a la secreción de endorfinas.
Publicado en Debate en noviembre de 2012.
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