domingo, 19 de mayo de 2013

Mucho más que libros


En el país existen más de dos mil bibliotecas populares en las que trabajan más de treinta mil voluntarios. Junto a la promoción de la lectura, ofrecen múltiples actividades culturales.
Cuando se piensa en una biblioteca, en general, se imagina un lugar silencioso, dedicado a la lectura, muchas veces con lámparas verdes que emiten luz amarilla y estanterías llenas de libros, que van desde el piso hasta el techo. Sin embargo, en el país existen más de 2.000 bibliotecas populares, muchas de las cuales no responden al lugar común. Si bien las une la promoción del libro y la lectura, cada una se adapta a las necesidades de su comunidad. Algunas hacen obras de teatro y festivales, otras dan cursos y talleres literarios, y aunque parezca extraño en algunas hasta crían animales para activar la economía local.
“Se trata de un fenómeno de organización social orientado a desarrollar propuestas culturales de manera voluntaria, asociada con el Estado”, cuenta María del Carmen Bianchi, ex titular de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), quien dejó su cargo en diciembre de 2011, para asumir una banca de diputada en el Congreso Nacional. En palabras simples, si un grupo de vecinos se junta, forma una biblioteca y cumple con una serie de requisitos establecidos por la Comisión, puede empezar a obtener distintos beneficios.“Deben tener un acceso directo desde la calle, estar abiertas no menos de 20 horas por semana, con atención libre y gratuita a todo público. Y libros de amplia temática y para todas las edades, entre otras cosas”, comenta Bianchi.
Este modelo de alianza entre el Estado y la sociedad civil es único en el continente, destacan desde la Conabip, no sólo por la alta participación (trabajan 30 mil voluntarios), sino también por la cantidad de años que tiene este movimiento social (en 2011 la Comisión cumplió 141 años). “Nosotros hemos sido invitados a presentar esta experiencia en todos los foros nacionales e internacionales sobre el tema”, cuenta Bianchi.
Una bebeteca
Un caso, quizás, atípico es el de la biblioteca popular María Luisa Buffo de Ferro, ubicada en Monteros, provincia de Tucumán. Marina Álvarez, quien trabaja allí como bibliotecaria desde hace 18 años, cuenta a Debate cómo construyeron una “bebeteca” (una biblioteca para niños pequeños) en el penal para mujeres Instituto Santa Esther de Banda de Río Salí. En 2009, la Conabip les asignó un “bibliomóvil” por seis meses. Se trata de vehículos equipados con material bibliográfico y multimedia, que funcionan como “bibliotecas circulantes” para poder llegar hasta las personas que, por diversos motivos (viven lejos, no cuentan con dinero o están cumpliendo una condena, por ejemplo), no pueden acceder a este tipo de recursos culturales.
El “bibliomóvil” les fue entregado en verano. Dado que las escuelas estaban cerradas, se les ocurrió que podían llevar la lectura a las cárceles. En ese recorrido, llegaron hasta el penal Santa Esther, que queda a 70 kilómetros de su biblioteca. Como es una cárcel de mujeres, también viven con ellas sus hijos hasta que tienen cinco años. “Encontramos que los niños estaban encerrados con sus madres y que no tenían un lugar especial para ellos. Así surgió la idea de hacer una bebeteca ahí”, recuerda Álvarez. En 2010, presentaron el proyecto a la Conabip, que lo aprobó, y finalmente, la bebeteca se construyó en junio del año pasado.
A principios de los setenta, en Tucumán había más de 70 bibliotecas populares: sin embargo, hoy “sólo hay diez que funcionan plenamente; las demás fueron abandonadas y muchas están irregulares”. La bibliotecaria señala a un principal responsable: “Fue Antonio Domingo Bussi quien primero atentó contra estas instituciones quitándoles un subsidio provincial en 1997 cuando fue gobernador que, a pesar de que era poco dinero, servía para tener los papeles al día. Ahora, a pesar de haber pasado quince años y ante numerosos reclamos y petitorios, nuestra provincia no tiene una ley para proteger a las bibliotecas populares. En realidad, en 2001 se promulgó una ley provincial, pero nunca fue reglamentada por el gobierno”. Pese a esto, cuenta Álvarez, asiduamente visitan las bibliotecas y aconsejan a los dirigentes para que cumplan los requisitos y puedan ser asistidos por la Conabip.
Un adelantado
Inspirado en los clubes de lectura de Filadelfia creados por Benjamin Franklin, en 1866 Domingo Sarmiento fundó en San Juan la primera biblioteca popular. Cuatro años más tarde, durante su presidencia, el autor del Facundo promulgó la ley 419 que disponía que “las bibliotecas populares establecidas o que se establezcan en adelante por asociaciones de particulares en ciudades, villas y demás centros de población de la República, serán auxiliadas por el Tesoro nacional en la forma que determina la presente ley”. El objetivo de Sarmiento era difundir el libro y la lectura en todo el territorio argentino. Hoy, 141 años después, son más de 2 mil en todo el país en las que trabajan alrededor de 30 mil voluntarios.
En 2003, el financiamiento de la Conabip provenía de un fondo especial correspondiente a un porcentaje de la recaudación de los juegos de azar.
La visita de Néstor Kirchner, en 2005, al acto de la comisión en la Feria del Libro quedó en el recuerdo de muchos. Allí, el entonces jefe de Estado leyó: “Quisiera que me recuerden sin llorar, ni lamentarme. Quisiera que me recuerden por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo porque emocioné su alma”, el poema de Joaquín Enrique Areta, un escritor desaparecido durante la última dictadura.
Para la Comisión, el acto de 2005 no sólo fue importante por la presencia de un jefe de Estado, sino también porque, en esa oportunidad, Kirchner anunció la incorporación de la Conabip al Presupuesto Nacional. Así, según el informe de gestión que presentó el organismo, las bibliotecas populares pasaron de ejecutar un presupuesto de 7,7 millones de pesos en 2003 a otro de más de 33 millones de pesos en 2011 (un incremento del 326 por ciento en los últimos ocho años).
La previsibilidad presupuestaria permitió la continuidad de planes y programas, según comenta Bianchi, y ejemplifica con el de desarrollo digital. “En 2003, encontramos bibliotecas que tenían computadoras cubiertas con una mantillita de crochet con un florero arriba. En otras, las cartas dirigidas a la Conabip las escribían a máquina; para muchas, el medio de conexión más directo era el teléfono. Frente a esa situación decidimos hacer capacitaciones para que aprendieran a usar las nuevas tecnologías. Desarrollamos la red digital para unir todas las bibliotecas y se consiguió que tuvieran conectividad a Internet gratuita, a través de un convenio con la Secretaría de Comunicaciones de la Nación”.
Una de las más antiguas del país es la biblioteca popular Fiat Lux, inaugurada en Colón (Entre Ríos), en 1876. Hoy, está dirigida por el matrimonio de Blanca y Jorge Peralta, quienes en 1984, después de recibirse de bibliotecarios, con dos hijas pequeñas, se establecieron allí para estrenar su profesión. Con el mismo entusiasmo del comienzo, cuentan las múltiples actividades que tiene la biblioteca. “Conocíamos un vecino que tenía problemas de visión. Entonces, surgió la idea de hacer la biblioteca parlante para ciegos: fue la primera que hubo dentro de las bibliotecas populares, y de ese proyectó se llegó a la radio”, cuenta, orgulloso, Jorge. El alcance de la FM Cultural Fiat Lux cubre toda la ciudad, que hoy tiene 25 mil habitantes. Durante la semana, la programación incluye jazz, soul, tango, folclore, rock nacional e internacional, y los servicios de la biblioteca. Y los sábados y domingos se escucha música clásica y los micros grabados con cuentos infantiles y para adultos. “Una vez por mes cambiamos la temática. En marzo, fue el chocolate y en febrero, la mujer”, explica Peralta, quien agrega: “La gente viene a la biblioteca y elige cuentos para que sean leídos. Por otro lado, muchos chicos escriben sus propios poemas y relatos y los graban con su voz para los micros”. A partir de la entrega de netbooks a los estudiantes, tanto Blanca como Jorge pensaron que iba a disminuir la asistencia a la biblioteca. “Sin embargo, pasó todo lo contrario, como tenemos wi fi, ahora muchos chicos vienen y se conectan con sus computadoras”.
Cita de honor
En 2006, cada biblioteca recibió un subsidio para que pudiera comprar el material bibliográfico que considerara más interesante para sus usuarios y la comunidad a la que pertenecía. Desde entonces, cuentan en la Conabip, dos representantes de cada biblioteca viajan a Buenos Aires para participar en la Feria del Libro.
Además del pasaje y la estadía de los visitantes del interior, el año pasado cada biblioteca dispuso de 3 mil pesos para invertir en libros. Así, se pudo concretar la propuesta que siempre hubo, por parte de las bibliotecas, de elegir y comprar sus propios materiales. Por otra parte, en la Feria del Libro se hizo un encuentro nacional de todas las bibliotecas. “Nos parecía muy importante poder juntarlas a todas, para que se pudieran conocer e intercambiar experiencias”, señala Bianchi.
A pesar de que, en 2003, la Conabip era el segundo comprador nacional de libros detrás de una cadena de librerías, las editoriales solían enviarle muchos libros de autoayuda. “Lo primero que hicimos fue cambiar la lógica de cómo se venía instrumentando esa compra: les comunicamos a las editoriales que ya no íbamos a aceptar ofertas, sino que nosotros íbamos a hacer los pedidos”, agrega Bianchi. Entonces, desde la Conabip se estableció que la prioridad debían ser los libros hechos con trabajo y capital nacional, y que la temática de compra se modificaría cada cuatro meses. La primera elección fue pensamiento nacional y latinoamericano, bibliografía infantil y juvenil y propuestas de autoproducción. “La idea era fomentar los talleres y todo tipo de salida laboral para la recuperación económica del desastre de las cuasimonedas que se vivía en ese momento”, recuerda la funcionaria.

La gestión actual
La bibliotecaria Ángela Signes fue recientemente designada como presidenta de la Conabip, en reemplazo de María del Carmen Bianchi, quien dejó el cargo en diciembre último para asumir su banca en la Cámara de Diputados Nacional por el Frente para la Victoria. Signes contó a Debate sobre su actual administración.
¿Cuáles son los principales lineamientos de la nueva gestión al frente del organismo?
La línea de trabajo del organismo continuará en la misma dirección que la iniciada en el 2003. El desarrollo e implementación de programas que promuevan el fortalecimiento de las bibliotecas populares en relación a su inserción comunitaria, al mejoramiento de los servicios que ofrecen y la atención a las demandas de los usuarios estará entre los objetivos prioritarios de la gestión. La Red Digital, la capacitación, la presencia de los bibliomóviles del organismo acercando la cultura y promocionando la lectura en los distintos puntos del territorio nacional y el fomento a la articulación de las bibliotecas con distintos organismos del Estado y otras organizaciones serán algunos de los ejes en los que se trabajará para alcanzar los objetivos planteados.
¿Cuál es la importancia de las bibliotecas populares a medida que se alejan de los centros urbanos?
Las bibliotecas populares son espacios de gran importancia en todo el territorio nacional, tanto en los centros urbanos como en localidades más alejadas. Estos espacios conformados a partir de la activa participación de los integrantes de la comunidad son un punto de encuentro y de expresión cultural. Además de funcionar como centros culturales de gran inserción comunitaria ofrecen distintos servicios entre los que se pueden destacar la conectividad, la información ciudadana, el catálogo colectivo de las bibliotecas populares y diversos programas, no sólo de fomento a la cultura sino también de otro tipo de iniciativas sociales. En este sentido, el hecho de que las bibliotecas populares estén conformadas a partir de la agrupación de los propios integrantes de la comunidad, involucrados por lo general con las problemáticas e intereses concretos en cada uno de los puntos del territorio en el que están insertas y en función también de ellos, es central.

Otras historias
Cenizas, inundaciones, animales, cárceles son parte de las historias que les sucedieron a bibliotecas de todo el país y que quedaron retratadas en el documental Biblionautas, la otra biblioteca. La película se presentó en noviembre del año pasado en la Biblioteca Nacional. Ahora se El documental, que está disponible en todas las bibliotecas populares del país y en los bibliomóviles del organismo que recorren los distintos puntos del territorio nacional. Más información en el portal de la Conabip: www.conabip.gob.ar.

Publicado en Debate en abril de 2012.

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