jueves, 16 de mayo de 2013

El amor a distancia

Los expertos nos cuentan por qué vale la pena mantener tu noviazgo aunque vivas a cientos de kilómetros de él.
¿Quién no vivió alguna vez un romance de verano −o de invierno− cuando se fue de viaje? ¿Hay algo más lindo y hot? Pero cuando es hora de volver a la rutina, los tortolitos advierten que viven separados por cientos −cuando no miles− de kilómetros de distancia. Son muchas las duplas que dan por terminado con todo el asunto en ese momento, pero otras deciden seguir adelante con esa relación a distancia.
Difícil, pero no imposible. Tal vez la clave esté en cómo se plantea la relación: estar de novia no implica tener que salir tooodos los sábados con él. Hoy en día, una relación a dis­tancia es mucho más accesible que tiempo atrás. Ventajas del fácil acceso a las comunica­ciones (¡gracias a Dios tenemos e-mail, blogs, telefonía móvil satelital, BlackBerry, webcams, Skype...). “Si dos personas se conocen y se ena­moran, deben luchar por la relación, ya que encontrar a alguien con quien conversar y que encima haya atracción, es algo que vale mucho. Es preferible tener una relación a distancia verdadera que tener al lado a alguien sin co­nexión. No existe un único modelo o una forma ideal de pareja”, explica la licenciada Silvia Tomás, psicoanalista del Centro Dos.
La distancia, está claro, impide algo muy importante en las relaciones: la intimidad coti­diana, compartir una cena, poder hacerse mimos después de un duro día de trabajo... y sí, también eso en lo que estás pensando. Y aunque te mantengas permanentemente co­nectada con él, definitivamente no es lo mismo que el vivo-directo. Sin embargo, esta clase de relaciones tiene un costado motivador: los reen­cuentros después de días o meses sin verse suelen ser mucho más apasionados. “Si bien la pareja necesita de la cotidianidad, con la dis­tancia la relación se vuelve más idílica y hay menos roces, por­que uno de los factores más desgastantes es la convivencia”, explica la psicoanalista Li­liana Zuker, docente de la Universidad de Buenos Aires.
Entonces, ¿cuál es el secreto de las parejas que sobreviven exitosamente a la distancia? La conexión, obvio. Pero tam­bién es importante tener presente que además de tu hombre, vos misma tenés una vida por delante y un montón de otros lazos: tu familia, tus amigos, el trabajo, la facu, tus hobbies, etcétera. “Pensá en tu pareja para compartir grandes momentos −aunque sean pocos−, y no como algo sin lo cual no podrías vivir”, aconseja Tomás. “Una pareja no debe ser un tapón para la angustia, sino un com­pañero con quien disfrutar. No es bueno cuando las parejas se mimetizan al extremo: eso no funciona”, agrega la psicoanalista.
Entonces, si lo amás y lo ves poco porque él vive viajando o lejos, planeá unas increíbles vacaciones, pensá dónde van a disfrutar de las fiestas de Fin de Año o imaginate cómo te gustaría que fuera el momento de llegar a convivir. Y tené en cuenta que algunas circunstan­cias (como un emba­razo) pueden abreviar los tiempos. Si hay amor, no hay motivos para que lo dejes pasar de largo por tu vida.

Publicado en Cosmopolitan en septiembre de 2008.

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