La publicación, Idilio, introdujo dos
novedades para la época: las fotonovelas y la sección “El psicoanálisis le
ayudará”. En esta parte, las lectoras enviaban sus sueños para su
interpretación psicoanalítica que Stern era la encargada de ilustrar.
Las consultas -de riqueza, glamour y
centralmente de amor-, fueron un disparador ideal para que la fotógrafa
mostrara la sumisión en la que se encontraba la mujer en esa época. A través
del mensaje icónico, universal y profundo de los sueños, Stern se centró en el
universo femenino y ahondó en las causas del sometimiento con un enfoque nada
compasivo y un tanto irónico.
Vanguardista en el plano artístico, la
fotógrafa también lo fue en el estilo de vida que llevó. Como una más de las
mujeres de estos tiempos, además de ser una profesional, se dedicó a las tareas
del hogar. Los fotomontajes para Idilio los realizaba en su propia casa de una
semana para la otra, utilizando como modelos a su hija y a su empleada doméstica, a los que
sumaba objetos hogareños como su palangana y su tabla de lavar la ropa, y
complementaba con material de su propio archivo.
Stern se formó artísticamente en Alemania.
Estudió diseño gráfico en la Escuela de Artes Aplicadas de Stuttgard y más
tarde tomó cursos de fotografía en la célebre escuela Bauhaus de Berlín. Cuando
emigró a Buenos Aires en 1936 huyendo del nazismo, junto a su marido Horacio
Coppola, poco pudo desarrollar aquí sus conocimientos en técnicas mixtas.
Con su esposo, también fotógrafo, instaló un
estudio de diseño y publicidad que fracasó, ya que se adelantó a las
necesidades del mercado local. De todos modos, la casa que compartieron en
Ramos Mejía fue centro de reunión de psicólogos, escritores, arquitectos,
actores y artistas plásticos que contribuyó a cimentar las bases de la
fotografía moderna.
Diciembre de 2003.
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