Son las 5 de la tarde del jueves 31 de octubre. El ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, está en una reunión en su despacho del Edificio Libertador, pero lo interrumpen, tiene una llamada telefónica y le dicen que es urgente. El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, brigadier Mario Callejo, le informa que en el Edificio Cóndor (sede de la Fuerza Aérea argentina) se encontró documentación que parecía ser de la última dictadura militar y le pide instrucciones. El ministro envía a un equipo de colaboradores cercanos que, en el subsuelo del lugar, se encuentra con dos cajas fuertes cerradas, dos estanterías y dos armarios llenos de documentación. El material es, efectivamente, de la dictadura, pero en ese momento no se sabe si es información de relevancia o meros registros administrativos. El grupo vuelve al ministerio con parte del material y en el transcurso de las horas se va dimensionando la importancia del hallazgo. Antes de que termine ese día, Rossi decide trasladar todo el archivo a otro lugar, donde estuviese “más resguardado, sobre todo, del entorno ambiental”. Explica, en esta entrevista, que la documentación estaba en un sitio de tránsito casi nulo, sucio y con humedad. Después de trabajar todo el fin de semana, cuenta Rossi, el domingo entendió que el material era lo suficientemente importante y decidió convocar a una conferencia de prensa para el día siguiente para hacer público el descubrimiento.
El material consta de 1.500 volúmenes documentales (carpetas) que contienen 280 actas, desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983 (período durante el que se extendió la última dictadura militar argentina), ordenadas cronológicamente, firmadas por los miembros de la Junta Militar (máximo organismo de poder en la dictadura), están, por ejemplo, las de Jorge Rafael Videla, la de Emilio Massera y la de Orlando Ramón Agosti (integrantes de la Primera Junta: 1976-1978).
También se encontró un plan de gobierno de la dictadura, que se extendía hasta el año 2000, y las llamadas “listas negras”, en las que figuraban los nombres de artistas, intelectuales y periodistas que, por sus ideas, las Juntas prohibían que trabajaran en el país.
Agustín Rossi recibe a Portal de Sur en el mismo despacho que recibió la llamada del brigadier Callejo. La puerta principal está custodiada por militares de las tres Fuerzas Armadas que se relevan cada una hora. Al empezar la entrevista, hay dos granaderos: armas largas apoyadas contra el piso. Al salir, igual de impecables, igual de impertérritos e igual de firmes, se sabe que son otros soldados sólo por el cambio de vestimenta: ahora, los hombres de la custodia llevan holgados uniformes azul marino. Están todo el día, dice la empleada de prensa del Ministerio, pero en seguida se corrige: “Están hasta las 8 de la noche, aunque el ministro se quede trabajando”. En las estrictas normas castrenses parece que no está previsto quedarse después de hora.
¿Cómo se conoció el lugar donde estaban guardadas las actas?
Se estaba haciendo una limpieza en ese lugar y se encontró un papelerío, y como en todo este tipo de cuestiones, alguien le avisa a uno, otro le avisa al otro y hasta que uno dice: “Voy a avisarle al jefe del Estado Mayor” y el jefe del Estado Mayor es el que me avisa a mí. Creo que ése es un valor sustantivo. Porque es la primera vez que nosotros accedemos a ese nivel de documentación por decisión del jefe de una de las Fuerzas Armadas, lo cual muestra que estamos en presencia de Fuerzas Armadas distintas. Yo no tenía ninguna posibilidad de haber encontrado este material, si no me hubiesen dado la información. Entonces, valoro muchísimo la decisión del brigadier Callejo de haberme informado en forma inmediata. El gradiente de posibilidades era amplio, podría haber tomado la información y decir: “Algunas cosas las doy, otras cosas no las doy”. Me parece que esto es muy valioso y creo que es importantísimo.
¿Por qué cree que ahora se dan las circunstancias para que salga a la luz esta información?
Porque tenemos Fuerzas Armadas que están pensando más en el futuro que en ancladas en el pasado. El rol que les toca a los jefes de las Fuerzas, y a mí como ministro de Defensa, es planificar las Fuerzas Armadas del futuro, planificar qué lugar van a tener en los próximos 25, 30 años. Ese es el objetivo, como tarea colectiva, que nos tenemos que plantear. Esta ha sido la convocatoria que ha hecho la presidenta argentina (Cristina Fernández), que yo he instrumentado y que ha sido muy bien recibida por las Fuerzas.
Entre los archivos, ¿hay documentación referida a la complicidad empresarial con la dictadura?
Se encontró el plan de acción de gobierno que el entonces ministro de Planeamiento, Ramón Díaz Bessone, le presentó a la Junta Militar. Ese programa tenía una primera etapa fundacional hasta 1990 y una segunda etapa que contemplaba la creación de una “nueva República” que se extendía hasta el año 2000. En la elaboración y construcción de este plan, Díaz Bessone le informaba a la Junta que habían recibido aportes de distintas organizaciones de la sociedad civil, de entidades intermedias, entre ellas, por ejemplo, estaba Adeba (Asociación de Bancos Argentinos).
¿Cuáles son las referencias que aparecen en relación al grupo Clarín?
En la primera parte de la dictadura, entre septiembre del 76 y noviembre del 77, hay un 40 por ciento de las actas que hacen referencia a las acciones de Papel Prensa. En general, en todas las actas que hacen referencia a la detención de la familia Graiver (n. de r.: dueña de Papel Prensa) también se menciona el tema de las acciones de Papel Prensa. Hay un acta, la número 14, en la que se hace referencia taxativa, que dice: “Se aprueba la transferencia a Clarín, La Razón y La Nación, del 51 por ciento de las acciones”. Después hay muchas actas que dicen: “Situación de los detenidos Graiver, donde se tratará cuando se trate la marcha de la venta de las acciones de Papel Prensa”. A nivel jurídico la vinculación la tendrá que determinar la Justicia, de hecho, el juez (Julián) Ercolini, que lleva la causa de Papel Prensa, nos pidió una copia de todo, que ya se lo hemos enviado. A mi criterio, como valoración política, para la dictadura estaba claro que era una única unidad temática la detención de los familiares de Graiver con la transferencia de las acciones de Papel Prensa.
¿Qué importancia tiene esta documentación en relación a los juicios de lesa humanidad?
Habrá que evaluarlo. En todo lo que hemos visto del material, no hay situaciones de detención ni listado de desaparecidos. Lo que aparece es el listado de “listas negras”, de las personas que por sus ideas tuvieron prohibido su actuación laboral en Argentina durante la última dictadura.
Entre la documentación, ¿aparece alguna referencia a la complicidad de la Iglesia Católica?
Entre las cosas que yo he visto, no hay nada, lo cual no significa que no haya existido alguna referencia. Pero diría, casi con seguridad, que en las actas no hay registro.
Y del sobre el Plan Cóndor, ¿hay algo?
Tampoco.
¿Cree que podría haber más documentos de este tipo?
Pensemos que las primeras actas, firmadas por Videla, Massera y Agosti, son de 37 años atrás, entonces, si después de tantos años tenemos la posibilidad de encontrar este nivel de documentación, es inevitable que reverdezca la esperanza de que pueda existir más material. Por eso, el mismo día que di la conferencia de prensa, firmé una resolución con dos instrucciones. En primer lugar, indiqué a la directora nacional de Derechos Humanos (Stella Sagado) que, en el lapso de seis meses, toda la documentación estuviera calificada y clasificada, ya que aspiramos a que antes del 24 de marzo del año que viene ese trabajo esté terminado. Y en segundo lugar, le instruí al jefe de Estado Mayor Conjunto (Luis María Carena) y a los jefes de cada una de las Fuerzas Armadas que intensificaran la búsqueda de algún tipo de material que pudiese existir en algún lugar de uso no habitual o de tránsito no habitual, porque todos los archivos y las documentaciones de los lugares de depósitos de archivos oficiales ya han sido revisados.
¿Los archivos están en buen estado de conservación?
Creemos que vamos a rescatar el 99,99% de la documentación. La parte que estaba a la intemperie es la más deteriorada, pero las actas de las Juntas, que estaban dentro de las cajas fuertes, se conservaron mucho mejor. Algunas hojas están pegadas, otras tenían hongos, por lo se está haciendo un trabajo químico para resguardarlas. Por otra parte, está la tarea de calificación y clasificación del material, se usan palabras clave, que son las que van apareciendo más seguido.
¿Se va a hacer público el material encontrado?
La documentación, a partir de que esté calificada y clasificada, es pública para cualquiera. Nosotros lo que estamos haciendo es digitalizándola para tener un back up. También nos encontramos evaluando la posibilidad de hacer algún libro con todas las actas para que esté a disposición de aquellos que quieran estudiarlas y para que se pueda repartir en las escuelas.
Unos semana después del anuncio del encuentro de las actas, usted estuvo reunido con la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, ¿cuál fue la valoración de los organismos de derechos humanos?
Todos los organismos y también desde todo el arco político han habido consideraciones positivas sobre el hallazgo de la documentación. En el caso de Hebe de Bonafini, la había invitado para que viniera a la conferencia de prensa, pero como ese día tenía un chequeo médico, no pudo asistir. A la semana vino a hacerme una visita y aprovechamos para mostrarle partes de la documentación, sobre todo una, que cuando la vimos nos había sensibilizado mucho: en un libro de mesa de entrada de la Junta militar, en el que quedaban registrados todos los pedidos que se hicieron a las Juntas, había una nota de Hebe que decía que “en nombre de las Madres de la Plaza 25 de Mayo” solicitaba “paradero sobre sus hijos”. Nos sensibilizó a todos y Hebe contó que lo raro hubiese sido que en algún lugar de documentación de esa época no existiese una petición de ella, porque recorrió cielo y tierra. Fue una charla muy gratificante. Después, también nos contó que a los pocos días de esa presentación había fallecido su esposo.
Trayectoria
• Agustín Rossi nació en 1959 en la provincia argentina de Santa Fe. Se recibió de ingeniero civil en la Universidad Nacional de Rosario, ciudad santafecina adonde empezó su militancia en el Partido Justicialista.
• En 1987 es elegido como concejal de Rosario, cargo que ejerce hasta 1991. Luego se dedica a ejercer su profesión en la actividad privada, sigue militando pero sin ocupar cargos públicos, disconforme con el rumbo político argentino de los años noventa.
• En 2001 regresa a la actividad política y en 2002 vuelve a ser concejal de Rosario. En 2005, se presenta como candidato a diputado nacional por la provincia de Santa Fe, ingresa a la Cámara baja y empieza a ejercer como jefe del bloque del gobernante partido Frente para la Victoria. Ocupa este lugar hasta junio de 2013, cuando la presidenta argentina, Cristina Fernández, lo elige para formar parte del gabinete nacional como ministro de Defensa.
Publicado en Portal del Sur el 12 de diciembre de 2013.
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